sábado, 4 de julio de 2009

ALCALDE DE SAN JOSE ENFRENTA UN AJUSTE DE CUENTAS





Informa el Diario Extra del 2 de julio de 2009, que se ha interpuesto una denuncia contra el alcalde de San José, JOHNNY ARAYA MONGE, que persigue su destitución. La razón esgrimida no tiene nada nuevo. Araya no es vecino de la ciudad de San José.


De acuerdo con el Código Municipal, para ser electo regidor o alcalde se tiene que estar inscrito en el padrón electoral del cantón, por lo menos dos años antes de las elecciones. Araya con el fin de cumplir este requisito, que le permite ocupar el lucrativo puesto de Alcalde de la ciudad capital, reportó ante el Registro Civil que su residencia es nada menos que la Municipalidad de San José. Parece que este abnegado empleado público, vive en las oficinas de la alcaldía.


Pero para nadie es un secreto que Araya renunció hace varios años al placer de vivir en una ciudad en ruinas, donde pululan drogadictos y asaltantes, para irse a vivir en un exclusivo barrio de Escazú, zona de gran auge y lugar predilecto de la clase alta de Costa Rica.


Si analizamos el espíritu del artículo del Código Municipal antes citado, según dicen obra de la mano de Araya, lo que se buscaba (por lo menos en la letra muerta de la ley) era que la persona que fuera electa Alcalde o regidor de un cantón, conocieraa de primera mano, los problemas de vive su comunidad con el supuesto fin de resolverlos.


Por tanto el Tribunal Supremo de Elecciones en voto 2158- E-2007 de 28 de agosto de 2007 aclaró que “ el domicilio para sufragar en una circunspección determinada. así como la inscripción electoral para acceder a cargos municipales de elección popular, debe coincidir con la residencia efectiva. Es causal para la cancelación de credencial de los funcionarios municipales de elección popular, la verificación de que no viven en la circunscripción de la que sirven el cargo.” Por tanto, de acuerdo con esta resolución del Tribunal Supremo de Elecciones, Araya no puede ocupar la Alcaldía de San José, a no ser que esté dispuesto a trasladarse a este bello nido de delincuentes y de extranjeros sin oficio ni beneficio en que su desidia a convertido la ciudad capital.


Otro aspecto en contra de Araya es que los datos que se brindan cuando se solicita la cédula de identidad, entre los que se encuentra el lugar de residencia efectiva, razón por la cual Araya mintió deliberadamente cuando solicitó su cédula de identidad.


Como vemos, sobran razones para que JOHNNY ARAYA, no pueda ocupar la Alcaldía de San José. Sin embargo, estas son conocidas desde hace mucho tiempo, ya que incluso un lujoso vehículo propiedad de la Municipalidad de San José, comprado para uso del alcalde, fue hace robado hace varios meses, según dice la denuncia de la puerta de la casa de habitación situada en Escazú.


Sin embargo, hay algo que nos llama la atención de esta denuncia de hechos viejos y hartamente conocidos por todos es el momento en que se hace.


El ex Contralor General de la República Alex Solìs,, cuya destitución ilegal fraguada por algunos medios de comunicación al servicio de la oligarquía y por fuerzas políticas poderosas que siempre se mantuvieron en el anonimato, constituye una de las peores afrentas a la legalidad, publicó hace poco un libro llamado YO SOY LA AUTORIDAD POLÍTICA SUPERIOR. Narra el ex contralor que en un país de Latinoamérica, de cuyo nombre no quiere acordarse, existía un nefasto personaje político, el cual entre bambalinas manejaba todo el poder del Estado, incluyendo a los magistrados de la Sala Constitucional. Este personaje es llamado don Salvador Aureo y una de sus protegidas es una diputada de nombre Laurencia, a la cual lleva a ser vicepresidenta de la República. Don Salvador no puede ser electo presidente, porque en ese país imaginario la reelección esta prohibida por la Constitución. Sin embargo logra ser reelecto gracias a su influencia sobre los magistrados de la Sala Constitucional.

Este libro de venta en las librerías de la Universidad Estatal a Distancia es sumamente interesante, porque en la descripción de sus personajes ficticios ?, uno puede darse a la tarea de identificar a políticos que para desgracia de este país se han movido en los poderes Ejecutivo y Legislativo en los últimos años y a los oligarcas que han financiado sus campañas.


Al ver la situación que se enfrenta Araya, después de haber enfrentado como precandidato del Partido Liberación Nacional, a la ungida por la Autoridad Política Superior, uno se pregunta si en una segunda edición del libro de Alex Solís Fallas no habría que agregarle un nuevo capítulo, que narre la persecución que sufre un Alcalde, por haberse enfrentado a los designios divinos de la Autoridad Política Superior.


Comentamos nuestras divagaciones con una persona, quien nos dijo que esto es imposible en un país democrático como Costa Rica,, donde cualquiera puede enfrentarse al gobierno sin que le ocurra nada y en el que los medios de comunicación colectiva, escritos, radiales y televisivos, informan la verdad y nada más que la verdad, el curioso caso de Araya no puede tratarse de un ajuste cuentas.


Ante esta afirmación, nada más contestamos con una amarga carcajada y volvimos a comenzar a leer el libro de Solís.

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