sábado, 8 de mayo de 2010

COSTA RICA, DONDE LA IMPUNIDAD DE SE COMPRA

Nunca hemos estado de acuerdo con las penas que se castigan con multas, porque estas vienen a fomentar la inequidad social. No es lo mismo que se cobren más de cien mil colones de multa por pasar un semáforo en rojo a un empleado de una distribuidora que con costos gana trescientos mil colones que a un millonario dueño de un vehículo último modelo. Ambos cometieron la misma falta, pero el desbalance que produce en las finanzas familiares el pago de la multa, será catastrófico para el repartidor y para el millonario será una bicoca que se gastaría en cualquier pequeño gusto.
Sin embargo, una de las razones que dieron los diputados anteriores para aprobar ese adefesio llamado Ley de Tránsito fue que con las altas multas se fomentaría el respeto a la ley y sobre todo se evitaría que los borrachos al volante causaran daños irreparables a los ciudadanos inocentes.
Estando vigente la ley antes citada, que según los tarados que la aprobaron vendría a proteger a los ciudadanos de los conductores borrachos, CARLOS ALBERTO RIVERA SANABRIA, completamente borracho asesinó al odontólogo MARIO ANTIONIO LANG GONZÁLEZ, quien se dedicaba a practicar deporte en horas de la mañana. Rivera se dirigía a su residencia en Cartago, después de una noche de juerga. A Rivera no solo le bastó con asesinar al ciclista sino que también se dio a la fuga, siendo detenido poco después y comprobándosele que conducía bajo niveles etílicos superiores a los que la ley permite.
Debe indicarse que el conductor ebrio es hijo del ex diputado y ex canciller de la República, Carlos Rivera Bianchini, alto dirigente del Partido Liberación Nacional en la provincia de Cartago.
Rivera Sanabria fue detenido y se le dictó prisión preventiva, en la cárcel de Cocorí de Cartago, por lo que llegamos idiotamente a creer que la ley al fin se aplicaría en Costa Rica tanto a ricos como a pobres. Pero unas semanas después la ley comenzó a mostrar su verdadero rostro. Rivera, o su familia dieron en garantía dos propiedades valuadas en ciento veinte millones de colones y el chofer ebrio salió libre bajo fianza. Debe aclararse que si el victimario no hubiera tenido recursos económicos suficientes para el pago de la millonaria fianza, hubiera permanecido en la cárcel. Dinero que milagros los que haces.
Pero todavía faltaba lo peor. El 7 de mayo de 2010, la familia de la víctima y del asesino llegaron a un acuerdo económico (cuyos términos se mantienen bajo un acuerdo de confidencialidad) por medio del cual el asesino no irá a juicio y quedará completamente libre del crimen que cometió bajo los efectos del licor. De esta forma se demostró que en Costa Rica , la justicia al igual que las prostitutas tiene un precio.
Todavía dan mas asco las palabras del defensor del asesino, el licenciado Federico Campos cuando manifestó “La conciliación se dio gracias al gran amor por el prójimo y al perdón que en este momento tiene la familia Lang Lizano, las partes dieron una solución armoniosa y en paz”.
No ponemos en tela de duda los sentimientos de perdón que pueda tener una familia hacia el asesino, de uno de sus miembros, pero si el concepto del amor al prójimo. Es amor al prójimo dejar a un asesino alcohólico suelto para que gracias al dinero de su familia pueda seguir asesinando impunemente? Lamentablemente creemos que no. Además, aunque el joven Rivera enmendara su vida, ya se creo el nefasto precedente de que en Costa Rica se venden las licencias para matar.
Es cierto que el dinero no devuelve a un ser querido, pero quesi ayuda en el caso de una familia que ha perdido a su principal sostén económico. Pero había otras formas legales de lograrlo. Rivera Sanabria, por más hijo de político que fuera debía haber sido juzgado, condenado a pagar por su delito y por medio de una acción civil resarcitoria, obligado a pagar el daño económico hecho a la familia de su víctima. Situaciones como esta, solo vienen a reafirmar que para que los políticos y millonarios existe una ley diferente que para el resto del pueblo.
Recordamos todavía el otro caso en que se determinó que la Ley de Tránsito no fue más que una forma de cubrir la ineptitud de una de las Asambleas Legislativas más malas que ha tenido este país. Todavía recordamos un caso que aunque no tuvo ,la gravedad de este, porque solo hubo daños materiales, dejó al desnudo la efectividad de la Ley de Tránsito El Gerente de la Bolsa Nacional de Valores conducía en horas de trabajo por el centro de la capital en estado de ebriedad, cuando chocó otro vehículo. Era tal su estado etílico que se orinó en los pantalones, delante de la prensa. Sin embargo, aún se mantiene en su puesto,. Pagó los daños y la multa y nada pasó.
Estos dos ejemplos vienen a demostrar que en Costa Rica, la ley es como la telaraña ATRAPA AL DEBIL Y SE ROMPE CON EL PODEROSO.

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